Terrier escocés

Descripción general de la raza

Originario de las Tierras Altas de Escocia en Gran Bretaña, el Terrier Escocés, conocido cariñosamente como "Scottie", hizo su primera aparición en 1879. Sin embargo, las pruebas arqueológicas sugieren que sus ancestros datan de una época mucho más antigua. Excavaciones arqueológicas han revelado una estatuilla de bronce de la época romana que representa a un pequeño perro de caza con una marcada similitud al Terrier Escocés.

El destacado criador británico, el Capitán Gordon Murray, desempeñó un papel fundamental en la evolución de esta raza. Su objetivo era desarrollar un perro de pequeño tamaño, ágil e inteligente, dotado de un notable instinto de caza. A lo largo de sus viajes por Escocia, recorrió diversas instalaciones de cría para seleccionar los mejores ejemplares de terriers de patas cortas.

Su ambición era clara: establecer una raza puramente escocesa de perros de caza. Dedicó dos años a perfeccionar el genotipo que tenía en mente. En 1882, el Capitán Murray fundó el Club Oficial del Terrier Escocés, un año después de su primera aparición pública en exposiciones en el Reino Unido. La Federación Canina Internacional finalmente reconoció esta raza el 18 de octubre de 1954, siendo la última revisión del estándar actual el 13 de octubre de 2010.

El Terrier Escocés se distingue por su estatura compacta, patas cortas y robustas. Es un compañero de caza animado y decidido, que combina dinamismo y determinación. A pesar de su robustez morfológica, mantiene una agilidad excepcional. Su longitud corporal supera su altura en la cruz, lo que le confiere una silueta rectangular. La cabeza imponente presenta un cráneo ancho pero plano, junto con un hocico cuadrado adornado con un elegante bigote.

Sus ojos en forma de almendra, generalmente oscuros o incluso negros, emiten un brillo vivaz, realzado por cejas gruesas. Las orejas triangulares de tamaño mediano se alzan con orgullo sobre su cabeza, mientras que su cola ligeramente curvada se posiciona perpendicular a su línea dorsal. El pelaje del Terrier Escocés es de longitud media, denso y aireado, con una textura rugosa, complementado por un subpelo lanudo y suave. El estándar de la raza acepta colores negros, trigo o atigrados, en todas sus tonalidades.

El Terrier Escocés demuestra ser ante todo un notable compañero de trabajo, aunque en los tiempos modernos, es apreciado principalmente como un perro de compañía agradable. A pesar de su apariencia a veces altiva, que podría hacerlo parecer reservado y distante, el Scottie forma fuertes vínculos con sus dueños y establece relaciones cercanas con los miembros de su círculo social.

Dotado de un temperamento protector y leal, defiende tenazmente su territorio con determinación inquebrantable. Su desconfianza inherente lo convierte en un guardián excepcional. Al igual que muchos terriers, en ocasiones puede mostrar cierta terquedad y tendencia a desafiar la autoridad establecida. Será necesario una educación estricta desde temprana edad para moldear su obediencia y sociabilidad.

Fiel, leal y atento a su entorno, el Terrier Escocés destaca como perro de trabajo o de exposición, además de su papel como compañero, que cumple con excelencia.

En la adultez, el Terrier Escocés tiene un peso entre 8.5 y 10.5 kg y una altura en la cruz de 25 a 28 cm.